Como bien
nos han explicado en clase, todas las Organizaciones Internacionales forman
alianzas de larga duración a raíz de amenazas, aunque (desgraciadamente) el
tér mino alianza no significa paz entre Estados.

Éstas responden
a uno de los principales paradigmas de las Relaciones Internacionales: el Realismo, y se suelen definir por su
fluidez y medir por la cohesión entre Estados. Romper una alianza puede
implicar que no te tomen como Estado aliado fiel o leal y que no quieran
aliarse contigo.
En la
entrada de hoy, nos vamos a centrar en una de estas alianzas: la OTAN, cuyas
siglas responden a Organización del Tratado del Atlántico del Norte.
Dicha
alianza nace en el contexto de la Guerra
Fría, en una Europa que tenía poco
poder de acción, para responder a la amenaza que suponía la URSS con Sputnik y,
según dicta el artículo 5 del Tratado de la OTAN:
“Todos los
Estados miembros de la Organización deben acudir en defensa a una agresión a
cualquier miembro. No es solo la aglutinación de las capacidades militares (convergencia
de medios), sino también un vínculo defensivo”.
Tanto es así
que, ante el terrible conflicto al que nos enfrentamos actualmente, la OTAN
reclama a España que no espere a las elecciones generales para concretar su
participación en la guerra contra el ISIS, según un artículo de “El
Confidencial” a día 30 de noviembre.
La conocida “Guerra
de Siria” ya no es solo de Siria, se ha convertido en una guerra de todos, y
los Estados están muy alerta y tomando importantes decisiones día a día.
Sin embargo,
España lleva aplazando su decisión de aumentar la colaboración militar con
Francia en su lucha contra el yihadismo. Pero la OTAN ha dado un ultimátum: el
apoyo debe ser claro y debe ser ahora.
La semana
pasada se celebró una reunión en el Cuartel General de la OTAN y el resultado
fue un mensaje claro para España. Ya no valen las medias tintas, el yihadismo
afecta a todos los socios y España debe aportar más de lo que aporta.

Ante esta situación,
el Gobierno se ha puesto manos a la obra y ha solicitado al Ministerio y al
Estado Mayor de la Defensa que trabajen en una propuesta, la cual presentará el
presidente Mariano Rajoy a François Hollande en París. Se trata de un informe
con datos y cifras sobre las capacidades que tiene España a disposición para
una misión contra el terrorismo y cuáles son las áreas que puede reforzar con
el estado operativo actual de las Fuerzas Armadas.
Pero
pertenecer a tal alianza no es solo para que nos saquen las castañas del fuego sin
hacer nada, hay que participar. Se debe ser activo tanto en los buenos momentos
como en los de crisis.
Sin embargo,
ambas posturas son comprensibles:
Ø Nos encontramos ante una situación delicada
y se necesita elaborar un plan urgentemente, por tanto, existe una gran
tensión.
Ø Pero cada país trabaja con los recursos
que tiene. La participación de España en estos momentos sería muy limitada y
elaborar una estrategia requiere tiempo.
Es de esperar que España haga todo lo que esté en sus manos
por colaborar con los aliados en la medida de lo posible, sin poner en riesgo
la situación económica y social de nuestro país.
Pero, ¿será esto suficiente? ¿Debería España poner más en
juego? ¿Repercutirá su decisión en su capacidad para participar activamente en
futuras reuniones y toma de decisiones de la OTAN?
Fuente: El Confidencial Digital